Eugenia empezó con el pintado a los 13 años. Sus abuelos fueron quienes le enseñaron todo. Ahora ella hace lo mismo con sus dos hijos, pues asegura que es un trabajo de generación en generación.
Su espacio esta repleto de tapetes, bolsas, monederos, gorras y suéteres hechos con lana pintada. La mayoría tiene colores rojo, azul y amarillo. El mosaico interesante, más porque detrás había una mujer que explicaba el origen de los materiales orgánicos que utilizaba.
El trabajo de pintado de lana ella lo describe como algo muy laborioso, pues además de la confección de los artículos, hace los colores vegetales y naturales que se necesitan para pintar la lana. Sí, Eugenia es algo así como una alquimista que convierte propiedades de plantas (como el pericón y añil) y de insectos o parásitos que descansan en los nopales o tunas (grana cochinilla) en colores básicos.
Fuente: Seccion Amarilla
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